viernes, 14 de noviembre de 2025

"EL PADRE DE LA LITERATURA CROATA" POR TIN BOJANIC


A Marko Marulic, a Teban, y a mi abuela dálmata.


Una tardecita en Buenos Aires mi abuela me habló de la Costa Dálmata con mágica fascinación. Tiempo después, pude cumplir con la promesa hecha a mis abuelos de ir y vivir un tiempo en las tierras donde comenzara la historia de mi sangre: in Toscana, en Catalunya, u Dalmaciji…

En la ciudad de Split, en el año 2012, me enseñaron una propiedad eclesiástica con la casa natal del escritor Marko Marulic (1450-1524), considerado el «padre de la literatura croata». Ingresé en ese espacio, que estaba completamente destruido, con el respeto de quien entra en la vida de un colega o de un amigo metafísico de mi abuela. No podía creer que este Alighieri eslavo (así se definió él mismo), quien fuera el primero en escribir la palabra psicología (Freud fue a visitar a su fantasma alguna vez), y que sus textos filosóficos fueran muy adelantados a su época (y a la moral kantiana), tuviera su legado en tal estado de pueril abandono.

Sentí por entonces el deber de hacer algo. Cumplía con mi pasión literaria, ya que siempre me fascinaron las casas natales de los escritores. Hallaba una manera de agradecerle a Croacia por aceptarme en su tierra, presentándome de inmejorable manera ante mis nuevos vecinos. Pero la vida por allí, donde es posible encontrar buenas traducciones del Quijote, tenía sus propios molinos de vientos balcánicos esperándome…

Restaurar la casa del poeta me llevó a enfrentarme con una brutal corrupta violencia y el cuestionamiento de quienes durante siglos no habían hecho nada. Fue hipotecarme el cuero, y derramar mi sangre -y la de injustos enemigos- para lograr imponerme, o bien para sobrevivir. Una verdadera pesadilla donde no sé cuántos otros la hubieran soportado. Pero el sueño perseguido era (y lo fue) verdadero.

Una vez que logré la apertura de la Casa Museo de Marulic, incluyendo una librería y cafetería en su honor, tuve que defenderme, en incontables ocasiones, de los ataques mafiosos privados o estatales, extorsiones y coimas respectivamente. Demasiados son los negocios nauseabundos que un puerto turístico, librado al azar, ofrece.

Ese espacio de la poesía, por las noches, era un búnker: blindaje en puertas y ventanas, todo tipo de alarmas, cámaras de seguridad, vecinos en alerta, y hasta un grupo de intervención especial por recomendación del juez para que no fueran mis puños los que siguieran lastimando.

Son muchas las noches que dormí allí, escribiendo literatura tras huellas medievales, a la vez que inspeccionaba las armas, caseras y convencionales, para la defensa de la casa del padre de la literatura croata que hacía de refugio de un hijo de la literatura argentina.

En los días más luminosos, se presentaron todo tipo de libros y en diferentes idiomas. Artistas del mundo entero desplegaron su arte: conciertos, ciclos de cine, recitales de poesía, teatro. Charlas filosóficas y campañas solidarias. Se celebraron bautismos, cumpleaños y casamientos. Fue sitio de reunión cultural y fiestas de la comunidad latina. En lo que respecta a La Argentina, supo ser una suerte de embajada y centro de acogida para los tantos que migran azarosamente por estos días y a la buena de Dios.

El Jazz y el tango llegaron al pueblo, y algunas veces flamenco, acompañando tertulias entre amigos y todo tipo de inicios y finales amorosos. Con triste procrastinación voy recolectando anécdotas que sucedieron allí en esos casi diez años que duró el proyecto. Que sí, no hay tragedia que el tiempo no la vaya convirtiendo en comedia (buena o mala).

El 2019 fue el primer gran año donde todo comenzó a acomodarse y el excéntrico muchacho con ojos de poeta se convertía en un visionario económico. Pero lo efímero de la sorprendente dinámica del caos que nos rodea trajo consigo un 2020 que pateó la maltratada puerta de mi apuesta, y la del tablero en juego con un jaque a la pieza que representaba mi persona.

Perdí a mi padre por aquellos días, y ni bien regresé de su entierro del otro lado del mundo, debido a medidas gubernamentales arbitrarias y absurdas durante la pandemia, comenzó el naufragio. Nos obligaron a cerrar, aunque las fiestas en la playa nunca se interrumpieron y los amigos del poder resolvían mágicamente sus deudas fiscales. Fueron horas insanas donde hubo que soportar el asedio impositivo y ver a los deshonestos aprovecharse del contexto desfavorable de los bien nacidos. Nadie sabía cuánto duraría el drama: yo sí sabía cuánto aguantaría el mío.

Como hacedor, una de las mayores satisfacciones es poder ofrecer y generar trabajo. Ver cómo algunas personas, o pequeños emprendimientos, van progresando a consecuencia de lo que uno genera. Con el negocio acabado, proseguí pagando de mi bolsillo salarios y compromisos comerciales desoyendo todo consejo financiero.

En esa crisis económica forzada, las mafias se adueñaron de todo. Las opciones que yo tenía eran dos: cerrar el sitio y rendir la plaza, o realizar un último intento desesperado de salvación.

Lo que jamás pudieron obtener por la fuerza, y lo que sostuve con un heroísmo fuera de contexto, terminó perdiéndose por obra del mismísimo demonio, ese que se presenta como un amigo y en el que uno ve una sonrisa a pesar de tener la mandíbula de un tiburón. Los enemigos de siempre, con astuto disfraz y junto a los previstos traidores, se adueñaron y acabaron con mi creación. Porque también llegaron amenazas que excedieron a mi maltratada existencia física y a mi inquebrantable voluntad.

Diez años de sueños, sangre y trabajo, desaparecieron de mi vida de la misma manera que ahora intentan borrar mi nombre de esa historia, la del del poeta sudamericano que restaurara la casa de ese otro poeta nacido quinientos años atrás en Dalmacia.

Al caer en desgracia, ocurrieron algunas predicciones convertidas en enseñanzas interesantes. De todos los empleados que tuve, el que trabajó menor tiempo fue quien más se interesó por mí y se mantuvo leal. De todas las cervezas que regalé, quien se puso a mi entera disposición fue el amigo que solo tomaba café sin aceptar jamás uno de yapa (de regalo). Los mejores consejos y abrazos me los dieron las personas más sencillas y en silencio. El resto, con esa cruel nimiedad de nuestras míseras existencias, siguió celebrando como si yo jamás hubiera existido.

Así fue que un día me quedé mirándome al espejo con la serenidad de siempre por haber hecho la entrega sin esperar -nunca jamás- algo a cambio. Así es como se hace literatura, cómo se cuida el patrimonio de la Iglesia, y cómo uno actúa con los demás en cualquiera de los escenarios donde nos toque representar a la mejor versión de uno mismo.

En esta desventura dálmata cumplí un poco con Dios, defendiendo con mi sangre las veces que atacaron el lugar, bastante con Croacia, devolviéndole a su gente el valor de uno de sus más grandes pensadores, y enteramente con la comunidad latina y argentina, habiendo ayudado a decenas de náufragos que las olas del destino arrojaron al umbral de la casa poética.

Pero, con todo esto, hay algo muy importante que me gustaría me respondan: abuela mía, ¿qué te ha parecido la función? 

martes, 4 de noviembre de 2025

"TRI SULARA" ANTIGUA CANCIÓN POPULAR DÁLMATA (CROATA)


 

POESÍA CROATA EN LA CIUDAD DE SAN PABLO, BRASIL




En la ciudad brasileña de Sao Paulo se presentó el libro Literatura croata contemporánea: contacto en tres lenguas. En la presentación participó la escritora y traductora croata Željka Lovrenčić.

- En el marco de la cooperación internacional de la Asociación de Escritores Croatas y con el apoyo del Ministerio de Cultura y Medios de Comunicación de la República de Croacia, la Oficina Municipal de Cultura y Sociedad Civil de la Ciudad de Zagreb y la Ciudad de Rijeka, estuve en la ciudad de Sao Paulo con mi colega Diana Rosandić Živković. En esa ciudad brasileña se presentó el libro Literatura croata contemporánea: contacto en tres lenguas. Se trata de un panorama en portugués, español y croata, que presenta diecisiete poetas croatas contemporáneos con 119 poemas. Los autores seleccionados son: Krešimir Bagić, Boris Domagoj Biletić, Tomislav Marijan Bilosnić, Božica Brkan, Ružica Cindori, Dunja Detoni Dujmić, Lana Derkač, Goran Gatalica, Ivan Herceg, Ervin Jahić, Daniel Načinović, Mile Pešorda, Ivan Rogić Nehajev, Diana Rosandić Živković, Davor Šalat, Stjepan Šešelj Drago ŠtambukMilan Puh y Tomislav Correia-Deur tradujeron los versos al portugués y yo los traduje al español. El libro fue publicado por la Editora Zouk de Porto Alegre y la editora es Tatiana Tanaka - enfatiza Željka Lovrenčić.


La escritora croata inició este interesante proyecto.


- El libro fue presentado solemnemente en la asociación croata más antigua de Brasil - Croatia Sacra Paulistana. Sobre este tema, ante un gran público, hablamos: los traductores al portugués Tomislav Correia-Deur, presidente de la Asociación, Milan Puh, profesor de la Universidad de Sao Paulo y yo. Diana Rosandić Živković, una de las autoras representadas, leyó su poesía y habló sobre su obra. Los alumnos del profesor Puh leyeron sus obras inspiradas en el poema “Croacia” de Stjepan Šešelj. También nos presentamos en la Sociedad Amigos de Dalmacia, fundada en 1959, dirigida por la ágil Katia Gavranich - señala Željka Lovrenčić.


En Sao Paulo se habló sobre la colaboración entre escritores croatas y brasileños.


- Junto con Tomislav Correia-Deur y Milan Puh participamos en un programa organizado en la Universidad de Sao Paulo, donde, además de la presentación del libro, se realizó un taller de lengua. Los participantes tradujeron un poema de Diana Rosandić Živković e hicieron un collage junto con ella. Yo mencioné los libros que he publicado en Croacia y en el extranjero (en su mayoría traducciones) y mostré sus portadas. En el taller de idiomas participó, entre otros, el profesor universitario colombiano y escritor de Medellín, Selnich Vivas Hurtado. En la asociación cultural Casa Das Rosas me reuní con el poeta Reynaldo Damásio, quien la dirige, para concertar una colaboración entre escritores croatas y brasileños - concluye la escritora y traductora Željka Lovrenčić.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

"LOS MILOHNIĆ" POR EL ESCRITOR Y FOTÓGRAFO ESPAÑOL RAFAEL GARAY PESET


 

La isla de Krk se halla situada en el mar Adriático a poca distancia de tierras croatas. Es el territorio insular más grande de la zona y hasta la segunda guerra mundial formaba parte de un condado perteneciente a la familia Frankopan. La capital era Krk y allí los Milohniç tenían una casa habitada desde el siglo XVIII. En 1943 vivía Mihovil (Miguel) Milohnić Bogović, casado con Ljubica (Violeta) Roje Kapetanić. Estaba también con ellos su suegra y la pequeña Višnja, hija del matrimonio. Mihovil había estudiado leyes y era juez en la ciudad cuando la invasión nazi. Por su talante y, sobre todo porque su mujer era judía colaboró en la salvación de muchos judíos que iban a ser deportados. Creó una lista ficticia donde hacía creer que esas personas eran necesitadas para determinados trabajos y luego les consiguió pasaportes falsos; de esta manera salvó a mucha gente de ser enviada a los campos de concentración.  La guerra fué muy dura en Croacia. Además del invasor alemán y dada su cercanía a Italia también entraron en liza las milicias fascistas. El conflicto degeneró en una guerra civil en la que también actuaron partisanos comunistas con actos de inusitada crueldad por ambos bandos.

En estas circunstancias y dado que ya estaban sufriendo hambre, Mihovil resolvió ir al continente donde podría encontrar provisiones. Allí fue detenido por unos fascistas que, creyendo que escondía secretos, lo tuvieron aislado y le dieron la purga (*) - Por todo alimento se le hacía ingerir aceite de ricino hasta que la persona ya muy debilitada perdía el control de sus intestinos-.

Mientras tanto Krk había sido invadida por partisanos comunistas. Los soldados entraron en la casa, que era de las más acomodadas de la ciudad y se llevaron a Ljubica. La trasladaron a la otra parte de la isla. En la comandancia la violaron repetidas veces. La tenían atada por las muñecas con alambre de púas. Querían hacerle confesar que era colaboracionista.

La niña Višnja se había quedado en la casa con la abuela y las vecinas le dijeron que su madre estaba muerta, y que la habían visto flotando por el río con la panza hinchada.

Por una gran casualidad Ljubica pudo ser liberada. Poco tiempo antes en Belgrado, un agitador comunista, Josip, había alzado la bandera de la hoz y el martillo en el ayuntamiento de la ciudad. Por eso se le había condenado a muerte, pero esa sentencia fue conmutada por Mihovil, que entonces se encontraba allí ejerciendo de juez.  Fue al mismo Josip a quien Ljubica se encontró en la cárcel donde estaba prisionera. El tenía un puesto de responsabilidad y pudo salvarla. La mujer cruzó descalza toda la isla, en un invierno particularmente crudo, para volver a su casa y abrazar a su hija. Mientras tanto Mihovil ya había sido liberado por los fascistas y pudieron encontrarse todos juntos.

Enseguida tomaron la resolución de abandonar el país. La madre de Ljubica no quiso abandonar su tierra y los tres huyeron a Milán con lo puesto, en un momento en que en el sur de Italia estaba empezando el desembarco de los americanos. Nada más llegar pudieron ver en la plaza del Duomo (¿) el cadáver de Mussolini y Clara Petacci, su amante, colgados cabeza abajo mientras eran   escupidos por la gente.  En la ciudad pasaron dos meses; no tenían dinero ni nada que comer. Višnja se desmayaba continuamente. La comunidad judía de Milán, recordando el favor que les había hecho Mihovil, les dejaron algo de dinero. Con él resolvieron huir a Suiza. Contrataron el servicio de un guía que se comprometió a llevarlos a Lugano, pero en un momento dado y en plenos Alpes los dejó abandonados. Siguieron el camino perdiéndose repetidas veces y al fin divisaron la frontera suiza. Allí un guardia no les dio permiso para pasar, pero la niña se puso a llorar suplicando que los dejaran, que, si no, iban a morir de frío. El guardia se enterneció con ella y al final les dio el permiso.   

En Lugano -ya era el año 44- fueron internados en un campo de concentración donde malvivían todos los refugiados que habían podido huir de los países colindantes. El estatuto suizo dejaba clara su neutralidad, pero la forma de tratar a la gente fue inhumana.  Pasaron varios meses. De vez en cuando aparecía por el campo personas que con buena intención procuraban ayudar a la gente. Una de ellas fue Dora, mujer bien situada, que entró en contacto con la familia Milohniç debido sobre todo a la simpatía que sintió hacia la niña. La mujer que vivía sola, se encariñó con ella y la sacó del campo de concentración. Empezó a pagarle los estudios en un colegio privado de la ciudad donde la Višnja pudo empezar a olvidar los horrores que le había tocado vivir.

La idea que tenía Dora era la de adoptar a la niña. Se lo planteó a sus padres, añadiendo que habría para ellos un buen estipendio económico. Pero ellos se negaron en redondo; habían pasado muchas penalidades para salvar a su única hija y no iban a entregarla, así como así.   Ante esta negativa, Dora, aunque siguió portándose bien con la niña, la inscribió en un internado de monjas en que la disciplina era bastante dura. Allí estuvo un año hasta que acabó la guerra y sus padres pudieron salir.

Con su casa incautada en Krk y una Europa destruida el matrimonio no quiso volver a Croacia y se planteó una nueva vida en América. Pero ¿Por qué Chile? Hacía un tiempo el padre de Ljubica había viajado y se había establecido en Antofagasta contratado por un croata enriquecido con el ganado. Allí vivió una temporada en la que ganó bastante dinero, pero no le gustaba ese modo de vida tan salvaje y se volvió a Europa, aunque allí dejó a su hijo mayor, hermano de Ljubica, que se había establecido allí creando una familia.      La decisión estaba clara.

En 1948 la familia Milohniç zarparon de Europa en barco. El dinero que pudieron conseguir para la travesía y la estancia fué un préstamo que les volvió a hacer la comunidad judía de Milán. También hay que decir que, en agradecimiento, esa misma comunidad propició que se plantara un árbol a nombre de Mihovil Milohniç Bogović en el Patio de los Justos en Jerusalem.

El resto de la historia deberá ser contada en otra ocasión.

 

viernes, 21 de febrero de 2025

UN LIBRO DE POEMAS DE BORIS DOMAGOJ BILETIC PUBLICADO EN CHILE "ESPUMA DE NUBES VELOCES" POR VANESSA BEGIC


 

Después de que las canciones fueron traducidas al esloveno, las obras poéticas de Boris Domagoj Biletić fueron traducidas al español. En particular, un poemario "Espuma de nubes veloces", traducido por Željka Lovrenčić, fue publicado recientemente en Chile por Mago Editores. El libro, de 198 páginas, reúne 140 poemas en seis ciclos. El editor es Máximo Sáez.

Además de una extensa biografía, se publicó la fotografía del poeta tomada en 2013 en Isla Negra, en la casa-museo de Pablo Neruda, tomada por Željka Lovrenčić, y la foto de la portada está firmada por Matea Radolović. La traducción contó con el apoyo del Ministerio de Cultura y Medios de Comunicación de la República de Croacia.

La editorial tiene una gran reputación, con un negocio editorial ramificado y de diversos géneros, y tiene librerías en todo Chile. El académico y escritor chileno de raíces españolas y croatas, Andrés Morales Milohnic, escribió con motivo de este libro, cuyo título está tomado de la colección de Biletić "La espuma de las nubes rápidas" (Pula, 1990): "La poesía croata contemporánea ha experimentado un verdadero renacimiento desde la declaración de independencia del país en 1991. La poesía de Boris Domagoj Biletić es un ejemplo de este renacimiento debido a la riqueza temática y la profundidad de la expresión lírica, que esta tradición ha logrado en el contexto de las literaturas europeas... Biletić es un autor contemporáneo que habla de los problemas modernos, pero siempre se inspira en las fuentes de la gran poesía atemporal".

En la misma edición ("Traducciones La otra lengua") se publicaron Eugenio Montale, Oscar Wilde y Fernando Pessoa.


Nakon prepjeva pjesama na slovenski, poetski uradci Borisa Domagoja Biletića prevedeni su i na španjolski jezik. Naime, nedavno je u Čileu u izdanju Mago Editores objavljena pjesnička zbirka "Espuma de nubes veloces", u prepjevu Željke Lovrenčić. Knjiga, na 198 stranica, donosi 140 pjesama u šest ciklusa. Urednik je Máximo Sáez.

Uz opširan životopis, objavljena je pjesnikova fotografija snimljena 2013. u Isla Negri, u kući-muzeju Pabla Nerude, koju je snimila Željka Lovrenčić, a fotografiju na koricama potpisuje Matea Radolović. Prijevod je poduprlo Ministarstvo kulture i medija RH.

Nakladnik je vrlo ugledan s razgranatim i žanrovski raznovrsnim izdavaštvom, a ima knjižare diljem Čilea. Čileanski akademik i književnik španjolskih i hrvatskih korijena Andrés Morales Milohnic u povodu ove knjige, čiji je naslov zapravo preuzet iz Biletićeve zbirke "Pjena brzih oblaka" (Pula, 1990.), napisao je: "Suvremena hrvatska poezija doživjela je pravi preporod od proglašenja neovisnosti zemlje 1991. godine. Poezija Borisa Domagoja Biletića primjer je toga preporoda zbog tematskog bogatstva i dubine lirskoga izraza, koji je ova tradicija ostvarila u kontekstu europskih književnosti... Biletić je suvremeni autor koji progovara o modernim problemima, ali uvijek crpi nadahnuće s izvora velike svevremenske poezije."

U istoj su ediciji ("Traducciones La otra lengua") objavljeni Eugenio Montale, Oscar Wilde, Fernando Pessoa.

"EL PADRE DE LA LITERATURA CROATA" POR TIN BOJANIC

A Marko Marulic, a Teban, y a mi abuela dálmata. Una tardecita en Buenos Aires mi abuela me habló de la Costa Dálmata con mágica fascinación...