jueves, 13 de enero de 2022

VEINTE POEMAS DE STANKA GJURIC (TRADUCCIÓN DE ZELJKA LOVRENCIC)



 

Intención

(Namjera)

 

Me despierto temprano

para mirar a través de las rejas

a la mañana oscura.

Quizás podré doblar el metal, pasar con  

mi cuerpo por el estrecho pasaje, volar.

Allá, afuera, me espera un obstáculo

que no puedo y no quiero evitar:

un hombre hecho de convicción y de despecho.  

Está parado como segador

con mortal sonrisa amorosa  

en su rostro de encubierto sinvergüenza,

perseguido por un deseo que no puede saciar.

Yo vengo a disuadirlos;

conmigo, de mí misma;

a esos dos amigos inseparables,

compulsivos.

 

Esta noche

(Večeras)

 

Esta noche, a ti despierto,  

no te puedo sobrevivir.

Mi sueño es una ventana sin vista,

sombra en su insensible acuarela.

Ahora, todavía por un rato puedo recordar,

antes del naufragio,

antes de esa conjura pasajera;

cubrirme con sellos de besos discretos

con labios fuera del fuego.

 

Ciudad

(Grad)

 

Por fin tenemos una ciudad

como a la que temíamos en nuestros sueños:

jaula para las paredes destruidas

y sombras temblorosas.

Desde ya hace tiempo esperamos

tal hundimiento,

parecido a silencio festivo,

ensordecido por un olvido clamoroso,

parecido a arma pulida

de suicidas refinados.         

  

Clave

(Šifra)

 

Mi cuerpo se desprende de mí ser.

Quebrada, desganada aprendo a caminar

porque parece que es en vano.

Hace mucho tiempo salí de sí misma,

ya no me recuerdo.

Yo soy la clave,

tesoro sin llave,

quizás devastado.

No hay manera de conocerme,

de encontrarme ni por fuera, ni por adentro.

 

Alemania

(Njemačka)

 

Frente a mí un llano extraviado;

reconozco la mañana por el tacto.

Todos los rostros son manzanas verdes que como aguacero

caen sobre Zagreb,

golpes romos y blandos en la piedra estancada.       

En el sueño de mi padre se dibuja Alemania.

Aquí él es minero y no tiene prisa de ir a la casa de tibias entrañas;

sonríe desde el carbón ardiente.

Cuando digo “a casa” pienso en Zagreb,

pienso… en el sueño de mi padre  

se blanquea solamente Alemania. 

  

Inocente

(Nedužno)

 

Todo es inocentemente entregado a una tranquilidad despótica.

Quizás por ingenuidad, buenas intenciones,

esperanza innecesaria.

Entregado casi a una muerte,

rápida y violenta

como dedal de ardiente aguardiente 

que prolijamente corre por la garganta con la fuerza

de cuidadosamente previstos golpes.

Sobre nosotros está el toldo de las antiguas experiencias

y aquí está para protegernos, pensó, del presente.

 

Un paso adelante

(Iskorak) 

 

Salté el día como si se tratara de una cerca de alambre de púas.

Con miedo de herirme,

con alegría porque me encontraré del lado donde, comprendo,

 hay lugar para una carrera larga y agotadora,

a pesar del obstáculo siguiente, seguramente amenazador. 

Quizás arbustos fabulosos de temibles espinas  

o sogas irrompibles extendidas paralelas al cielo  

que tranquilamente indican a una aliviada y solitaria

olvidadiza calma.

   

Vigilias

(Bdijenja)

 

Qué todo dure poco tiempo;

y las llegadas y las salidas,

desfiles, discursos, farsas carnavalescas…

Que tan sólo continúen las vigilias proféticas

al lado de tu estrecha y pequeña cama  

cubierta con cobija porosa,

rodeada de campanas forjadas

que supuestamente te protegen del origen del silencio,

del vacío excesivo,

y donde tus ojos, sobre la consola con un trapecio,

ajustados con alfileres sobre una lámina de corcho 

como aquella donde se encuentra ensartada la foto

de tu perro,

en la desdeñada casa de un papel arrugado,

se privan de lo más querido,

para siempre, incondicionalmente.

        

Sin respiro

(Nedišući)

 

Desato la cansada serpiente de la piedra,

levanto el ancla, zarpo.

Navego totalmente sola.

No hay ni déspotas ni esclavitud.

Las máquinas respiran por mí,

cuando yo lo olvido.

El mundo exterior, absorto en sí mismo,

ya no me puede llamar,

esconderse en su cáscara rota.

Un día perdido, otro regalado,

pero tan sólo uno.

De nadie me voy, de ninguna parte vengo;

sola me despediré,

me recibiré, me empujaré al mar.

En una barca temblorosa y ardiente,

empapelada con el penacho de una capa

y agujitas rotas,

encontraré el veneno-serenidad

escarbando por mi herida,

curándola, sin respiro. 

 

Al amanecer

(U svitanje)

      

Se fueron y los últimos invitados;

sólo quedó el animal en medio del asfalto,

en la risa sardónica y en el grito.

Una sonrisa amarga le corre por la boca.

Bajo mi ventana ella es un hombre,

trovador por el que sacrifico mi sueño

en el amanecer de mayo.

Mientras en sus pensamientos todavía sigo

despierta y sosegada como el búho,

él se calla y llega a ser más silencioso que el alba

que amanece en nuestros ojos.   

 

La cruz

(Križ)

 

A unos cincuenta pasos, el alambre y una roca de cristal

me separan de los pájaros blancos que

frente a mí

se precipitan de los techos al abismo.

Desde la lejanía parecen

pequeños aviones de papel

que, lanzados hacia arriba,

ligeramente y sin dolor caen al suelo.

Haciendo con nuestros cuerpos una cruz,

mi perro y yo

en el mismo sillón,

esperando que el día nos cuadre

nos prepare para el infierno hirviente.

Lista para la creación,

con la cruz sobre el pecho,

me entrego a esa hazaña, aventura,

tan sólo tras despertar.   

 

Gente feliz

(Sretni ljudi)

 

Detrás de la negra pared de vidrio,

réplica del crematorio en el que limpiadoras por la noche

usan ciclón B como perfume

contra los parásitos incestuosos,

duerme la gente feliz.

No me molesta el traqueteo cotidiano del bus

que, aparcado bajo mi ventana, muy temprano en la mañana

espera su variada multitud de trotamundos,

porque siempre cuando me encuentro con estos incansables caminantes

por las acaloradas plazas,

pienso en los sabrosos caramelos de gelatina

en forma de luna creciente, espolvoreados con cristal de azúcar,

verdes, amarillos, violeta,

y sonrío hasta el mismo fondo de la bolsita

de estos dulces irresistibles y esto dura largo tiempo.

A veces, de paso,

estoy ligeramente rozada por su alegría,

como por mano infantil involuntariamente pintada

con el pastel dorado;

fácil y rápidamente lavable.   

      

 

Acercamiento sigiloso

(Prikradanje)

 

Mientras estás tendido de costado, 

Sigilosamente voy hacia el agua.

Fiera que sueña su sed.

Crueldad y preocupación

en este camino difícil,

porque quizás es mentira,

me llevan al despertar y a mi meta.

 

El cuerpo de la ciudad 

(Tijelo grada)

 

Me quito 

el pequeño cuerpo de la ciudad.

Dormir entre esa desnudez

se hace más fácil que morir,

lo que es tan sólo la privación de la sensualidad de la estrechez.

 

Juventud

(Mladost)

 

Mi cuerpo espera

que de cuchillos se llene el círculo.

Un instante antes de la caída de la sombra,

cuando la blancura se hace abismo.

Sólo que la sangre no me abandone

y me proteja la larga y soberbia juventud.  

 

Reconocimiento

(Prepoznavanje)

 

Encerrada en la imposibilidad,

yo no soy aquella a la que amo.

Con las entrañas hechas de misericordia,

más famosa que mi duda,

me reconozco sólo al gritar.  

 

Punto de apoyo

 (Uporište)

 

Bajo el grueso hielo

mi dolor no envejece.

Y por eso estoy aquí,

para mantenerlo flexible como entusiasmo,

más hábil que el juego.

Esto es todo lo que puedo o debo:

del lento cauce ser el apoyo.

 

Vuelo

(Let)

 

Con el lápiz en la mano a veces pareces un guerrero;

estás listo a morir después de tantos ataques.

Es raro vivir así

y estar rodeado de una felicidad indeseada,

de la persistencia de una luz superior,

en el momento cuando nada te es más sagrado

que la caída que es el vuelo inmortal.    

La palabra

(Riječ)

 

Hechizada, acepto en sí una única palabra.

Imposible de detener.

Conocida y al mismo tiempo tan extraña: pálida,

despreocupada y fácil cuando en ella no encuentras sentido

y apoyo, y fielmente misteriosa y audaz

en su mágica adhesión, curación;

cuando por lo menos imaginas que te es necesaria,

que sin ella es imposible.

Como oración repito a ese prolongado, 

con voluntario ascetismo marcado anhelo,

enredadera en mi alma.

 

A ella

(A mi madre)

(Njoj)

(Mojoj majci)

 

Pensaré en ti,

en tu rostro de lienzo renacentista,

en tus anhelantes ojos

mirando la lejanía,

en el momento en que tiembla una mano hábil

que de la manera maestral

con el pincelito pone el óleo caliente,

y el azul lo extiende con los dedos

imprimiendo el encaje de tus anhelos,

aplacado, fascinante

delante de la diosa,

cuando me haya ido.  

 

***     

Nunca fuiste más bella

y para mí serás más bella en el tiempo que está por venir,

aquel en el que todavía nadie te conoce;

tu tierna alma atravesada por el viento,

a la que nada hizo daño

y que sabe resistir

a la tempestad terrible

mientras mi fidelidad

te sigue desde lejos.

 

Traducción: Željka Lovrenčić 

 

Sobre la autora:   

Stanka Gjurić, poeta y ensayista croata, nació en Čakovec en el año 1956. Hace ya muchos años vive en Zagreb. Es miembro de la Sociedad de Escritores Croatas, de la Comunidad Croata de Artistas Independientes y de la Academia Croata de Ciencias y Artes en la diáspora y en su patria (Basilea, Suiza).

Es autora de veinte libros. También, ha publicado una cinta de audio, o sea, CD con sus versos y una colección de video poesía en el You Tube.

Debido a su intensa actividad artística, en el 2009 fue proclamada consejera croata de la Gira Mundial de Paz para los Niños (World Piece Tour 4 Children), con sede en Los Ángeles (Estados Unidos).

Es la autora de columnas en muchos diarios y semanarios croatas (Večernji list/Periódico Vespertino, Slobodna Dalmacija/La Dalmacia Libre) etc.).

En el año 2006 empezó a trabajar en la dirección de cine. Como autora de películas libre e independiente, con sus obras de las cuales la más conocida es “Pensamientos que matan”,  participa en numerosos festivales de cine alrededor del mundo donde ha ganado muchos premios. (Ž.L.

 

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