sábado, 21 de enero de 2012

"PAVANA PARA UN HOMBRE RENACENTISTA": MLADEN MACHIEDO POR ANDRÉS MORALES MILOHNIC




Los poetas y académicos Mladen Machiedo y Andrés Morales Milohnic en la Sede de la Asociación de Escritores Croatas, Zagreb, 2011



Prólogo

 a

El emigrante y poemas escogidos 


de  Mladen Machiedo



                                               Escribir un prólogo a un magnífico maestro de la poesía (“il miglior fabbro”), de la lengua y, en general de la literatura es una labor muy ardua. Mladen Machiedo[1] reúne, cual hombre renacentista, todos estos dones y, más aún, es un hombre bueno, afable y sencillo (como son los que verdaderamente saben y los que son poetas “de verdad”). Dedicado muchos años a la enseñanza en universidades como profesor titular, su poesía no adolece de ese vicio que puede tildarse como “academicista”, por el contrario, sus versos son frescos y, más que eso, son verdaderos destellos de luz que irradian una energía y una fuerza vital inigualable. Es cierto que, a veces, la literatura (diversos personajes o autores o libros, etc.) aparecen en sus versos, pero éstos se presentan como si nacieran nuevamente en los poemas de Machiedo.
                                      Por otra parte hay una preocupación meticulosa por el lenguaje. A pesar que este libro es una traducción (y una selección de sus textos más importantes), en todo momento se  aprecia un cuidado único por decir lo junto, lo preciso, sin exageraciones barrocas y sin exabruptos o digresiones que cansen al lector. Hay un metadiscurso y una intertextualidad con la tradición y la vanguardia literaria, efectivamente, pero hay también un metadiscurso con la lengua, asunto que ha sido preocupación permanente en Machiedo desde sus primeros libros.
                                      Los temas en este autor son múltiples, como han de ser en todo gran poeta (y lo digo sin exagerar un ápice): el amor, la muerte, la historia, el tiempo, la tradición, la religión, la patria, etc. El talento de Machiedo es que es posible “entrar” en su obra desde distintos puntos de vista: si nos interesa el amor, allí está, si, por el contrario ansiamos leer una elegía, también la encontraremos y así sucesivamente. Este verdadero crisol o prisma poético me recuerda la obra de Federico García Lorca donde se aprecia este mismo fenómeno. Y no es que esto sea malo, o que no profundice en esta multiplicidad de temas, todo lo contrario, el poeta es capaz de adentrarse con fuerza hasta las honduras del asunto que está tratando.
                                      Lo lúdico, el guiño al surrealismo y a las vanguardias es evidente, hay una intención, también, “mallarmeana” de ver el poema como una mancha, como un dibujo, como un cuadro. Así los versos se entrecortan, suben, bajan, se cruzan, en fin, buscando un diálogo risueño con el lector, que, de ninguna manera es concebido como un “ser pasivo”, sino como un “ser participante” del y en el texto. Esto hace que esta poesía, como dije más arriba, no sea aburrida ni “académica”, sino que plantee desafíos constantes a quien la está leyendo (en esto me recuerda también a un autor muy poco conocido fuera de Chile pero que poco a poco se abre camino en antologías y reediciones: Juan Luis Martínez (1942-1993)[2], autor cercano en edad a Machiedo, gran lector de Ponge, aunque desgraciadamente, Juan Luis ya no está con nosotros). Tema aparte es el uso y la reflexión sobre la ironía, donde Ramón Gómez de la Serna o el mismísimo Francisco de Quevedo aparecen como un fértil sustrato. Léanse, por ejemplo esos “33 párrafos sobre la ironía” donde destacan versos (¿o greguerías?) como estas:

“Ni la comedia  perdona a la ironía: combina matrimonios equivocados.”
 
“La ironía es laboriosa. Produce exceso de sentido.”

“La ironía es paupérrima: hace rico a los demás.”

“La ironía es progresiva: no apoya el analfabetismo.”


                                                      Otro tema interesantísimo es la
introducción de un erotismo sublime, fino, delicado, pero erotismo al fin. Poemas como  “Connotación” (y ese zapato maravilloso en el que el poeta imagina su existir) “Fiable” o “Cuasi feminista” donde la mujer es el ser amado, pero en la más fiel tradición petrarquista, como un personaje distante, casi etéreo que, por un lado aparece como una madre protectora y por otro como la motivación para enamorarse e, incluso -como un adolescente que florece- para contemplarla con fervor. Ahora, Machiedo nos teje sus hermosas “trampas poéticas”, en textos como “Cabaret 1” y  “Cabaret 2” donde el lector puede creer que se encontrará con un panorama expresionista o grotesco. Tal vez sea grotesco, pero es tan grotesco como el mundo actual: ese gran cabaret. No el espacio físico, no esa sala de espectáculos (lo mismo que el poema “Vodevil”) sino el “Gran teatro (o circo o cabaret) del mundo”, al decir de Calderón de la Barca… Ese erotismo que mencioné se encuentra en los detalles y no en poemas que tal vez inducen a una lectura equívoca (otro recurso barroco, muy cercano a Quevedo).
                                               Un mérito extraordinario (y que da título a estos Poemas Escogidos de Machiedo) es el poema-libro El emigrante en la lengua. Este es el retrato de Machiedo (un emigrante de y de “las” lengua[s]), pero más importante aún es que el poeta tuvo la valentía de escribir el texto directamente al castellano. Desafío inconmensurable para cualquier autor. Asunto que recuerda esos versos del poema-libro Altazor (1931) del gran poeta creacionista chileno Vicente Huidobro (1893-1948) “Hay que escribir en una lengua que no sea la materna”… Tal vez pueda asumirse como un chiste, pero si se toma en serio, este es un trabajo de joyería donde Machiedo sale airoso con un poema cuasi épico, donde se nos narra una historia pero con un acento lírico impecable. Una cosa para no olvidar: el autor maneja el poema en prosa magistralmente, problema que sólo unos pocos poetas han podido resolver con éxito y de esos poemas en prosa rescato este fragmento que pareciera una poética y que creo, resume en buena parte la intención del autor en su oficio de escritor:

“(…) La poesía comienza allá donde la emotividad del impulso (que de por sí se quemaría en seguida) se enriquece con significados agregados. La ampliación de los últimos (más profesional: connotación) es  imposible de prever con la recepción (…).”

                                      Volvemos a la recepción y al “juego” con el lector… Machiedo, insisto, no es sólo un maestro del lenguaje, sino del gran arte de la poesía, pero no con ese lirismo “catártico” (tan repetido hasta la saciedad en toda la literatura universal) sino con una reflexión, un pensamiento, una crítica, una ética y una preocupación por el lenguaje que lo ponen en la primera fila de los poetas europeos de su generación y en general de la poesía escrita en nuestros  tiempos.

                                               Santiago de Chile, enero de 2011


[1] Mladen Machiedo nació en el año 1938. Fue profesor titular de literatura italianas en la Facultad de Filosofía y Letras de su ciudad natal, Zagreb. Es ensayista, teórico de la literatura, poeta, memorialista, traductor y antólogo. Algunas de sus obras en croata son las siguientes : Leonardo da Vinci y la poesía (Leonardo da Vinci i poezija, 1981, 2009), Aerolitos (Aeroliti, 1982), El partido tomado del humo (Na strani dima, 1994), Sobre los modos de la literatura (O modusima književnosti, 1996, 2002), El arte de no ver - croata/francés (Umješnost previda/L’art de l’oubli,1997), A lo largo de la costa (Duž obale, 1997), Díptico (Diptih, 1998), La agridulce Italia (Slatkogorka Italija, 1999), Sujeto radiado (Zrakasti subjekt, 2003 - su tercera antología de poetas italianos; las anteriores fueron publicadas en 1971 y 1982), Doble piedad (Dvostruka milost, 2004), Más allá de los bordes (Preko rubova, 2006), Nunca mejor (Nikad bolje, 2010), Futurismo 100 años después (Futurizam 100 godina poslije, 2010). Algunas de sus obras en italiano son: Aeroliti (1989), Vicini ignoti (1992), Senza risposta (1995), Sotto varie angolazioni (1997), Machiavelli segreto (2001), Poesie (auto-antología, 2002), Dritto e rovescio (2002), Oh, s’io fossi… (Poeti croati del Novecento -1, 2006), Ancora Controcorente (2007), Sintesi (2010). Al croata, entre otras, tradujo las obras de Leonardo da Vinci (antología Quadrifolium), Michelangelo Buonarroti,  Campana, Ungaretti, Montale, Pavese, Calvino, Cattafi… Sus traducciones de autores croatas (Nikola Šop, Drago Ivanišević, Mak Dizdar etc.) al italiano también son muy apreciadas. En frecuencia ha sido profesor invitado en universidades italianas. Ente los demás, ha recibido los premios: “Quasimodo”, “Agrigento“, “Lerici-Pea”, “B. Marin”, “Montale”, “Brianza”, ”Turoldo”, “Flaiano”, “Monselice”… En su patria ha recibido: “Strossmayer”, “Croatia rediviva” y otros. Želka Lovrenčić.


[2] Autor de dos libros magníficos La nueva novela (sic) de 1977 y La poesía chilena (sic) de 1978, ambos, a pesar de tener nombres de “sesudos” ensayos académicos son libros de poemas donde el lector es también protagonista, asunto, como he dicho, muy similar a los textos de Mladen Machiedo.
  

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