martes, 20 de enero de 2015

ANTE STAMAĆ: "LA MUERTE DE LOS TRES GRANDES"





(Ponencia presentada el 4 de Octubre de 2014 en las Conversaciones Literarias de Zagreb, en la Sociedad de Escritores Croata)

Traducción: Dra. Željka Lovrenčić


La Gran Guerra de los años 1918-1914 dejó tras de sí un vacío hasta entonces no visto en el aspecto histórico, cívico y cultural de todos los países europeos; en cada uno de manera específica, con puntos de partida y resultados  significativamente diferentes. Así la realidad histórica y espiritual croata, y por supuesto, la literaria de la que nos ocupamos especialmente, ha tenido formas específicas en relación con las realidades de las culturas europeas cercanas y sus realidades históricas.
En cuanto a las consecuencias, lo más importante es advertir que Croacia, como término geopolítico - entonces popularmente llamada Tripartita o sea, Reino tripartito - de un legítimo medioambiente centroeuropeo y mediterráneo fue empujada a la profundidad de las cañadas balcánicas, a una civilización y  cultura totalmente distinta, a menudo a corrientes opuestas a sus costumbres y leyes. Fue alejada de la vecindad de Viena y Budapest; metrópolis en realidad poco queridas, al ambiente de las metrópolis balcánicas poco conocidas y previamente seguramente idealizadas: Belgrado, Podgorica, Sarajevo y después, de la misma manera oprimida Skopje. A diferencia de la mayoría de las culturas europeas con las cuales la cultura croata tuvo contacto y que experimentaron  cambios de desarrollo histórico pero no necesariamente y aquellos de dislocación geográfica, el paradigma cultural marcado por la Europa Central y el Mediterráneo empezó a disolverse en el paradigma geográficamente alejado de las nuevas, en Croacia hasta entonces poco conocidas características. Cuales,  que lo digan los investigadores de la historia de la sociedad y sociabilidad. En los años veinte y treinta estas características desarrollarán nuevas pautas espirituales e intelectuales, todo en parte marcado o modificado por la vecindad de las nuevas potencias, las balcánicas. Diciéndolo de manera alegórica, el  desajustado barco croata empezó a navegar por alta en el mar revuelto del siglo veinte, en una aventura suicida. Y esto pudo ser, y fue útil en lo referente a la parte literaria y estética. La vida literaria sacó provecho de terribles condiciones sociales.
En este sentido y relacionado con la cultura croata, es muy importante advertir a - como dice T. S. Kuhn - “shiftofparadigm”. El cambio de paradigma que marcan con su propia muerte tres grandes croatas. Ellos son: Antun Gustav Matoš (1873-1914), el músico Ivan noble Zajc (1831-1914) y el teórico literario, poeta y filósofo Franjo Marković (1845-1914). Así que los tres murieron el año en que estalla la Gran Guerra. Como si saludaran con su “adiós para siempre” la oscura nueva época. Su partida fue justamente sinécdoque de la gran revuelta en el área de la creación artística y espiritual.
Ante todo sus obras significaron el orden establecido, la jerarquía y los valores generalmente reconocidos. Ahora, el orden retrocede ante el desorden, el cosmos ante caos. La vertical de la jerarquía ante la nivelación horizontal, la belleza ante la fealdad. Los valores como constantes espirituales, estéticas y morales empezaron a perderse de vista y de la memoria. La nueva época histórica empezaba con un gran desorden que no se ha tranquilizado hasta hoy en día.
Sólo de manera breve mencionaré las definiciones básicas de sus méritos imperecederos en la cultura croata. Estos criterios se leen en las características individuales, subjetivas y aquellas generales, objetivas. Sus características individuales llegaron a ser un claro sello personal que y hoy en día reconocemos como contribución inolvidable de cada uno de ellos y que se ha convertido en un bien perdurable en nuestra cultura. Por ejemplo, relacionado con Matoš sus obras: Astillas (Iverje), Los cuentos cansados (Umorne priče), Nuestra gente y nuestras regiones (Naši ljudi i krajevi), Notturno. Y de Franjo Marković: El hogar y el mundo (Dom i svijet), Kohan y Vlasta, Carlos III de Nápoles (Karlo Drački), Estética general (Opća estetika). De Zajc tenemos más de mil composiciones y canciones corales, composiciones orquestales, la ópera Nikola Šubić Zrinski. Las líneas generales tratan las imágenes de la época espiritual e histórica de la vida en la que los tres grandes mencionados, estaban sumergidos y en la que crearon.

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Matoš, quien murió el 17 de Marzo de 1914, entre sus contemporáneos no fue en seguida reconocido como una gran pérdida histórica. Lo presintieron sólo algunos, por ejemplo, el joven Antun Barac, quien, en sus análisis posteriores logró el reconocimiento del valor universal de Matoš. [1]    
Heredando la lengua formada gracias a la labor de los grandes novelistas croatas, el joven fugitivo del ejército austro-húngaro se expresa en ella en nuevas formas de estándar finalmente creado - en nuevo estocavo - dinamizándolo con los procedimientos sorprendentes de su desarrollada estilemática. El uso original de la lengua se nota en una serie de intervenciones características a nivel fonético, de su léxico, fraseología, sintaxis y de nivel semántico[2], con saltos no motivados de relaciones reales en aparentemente lógicos discursos fabulares, y antes que todo, en fenómenos muy extraños, fantásticos, en mundos presentados de manera real. Todas estas características están principalmente establecidas en la crítica literaria y en la ciencia literaria, y hoy en día son los elementos estándar de la descripción de la prosa de Matoš.
Por otra parte, la cultural, fue ensayista y crítico que utilizó los medios publicitarios o sea, revistas y periódicos, que entonces empezaron a aparecer; no pocas veces con implicaciones políticas. La mayoría de sus mejores páginas fueron empapadas por las características estructurales de ellos. De esta manera valientemente pisó un territorio en el cual prevalecían los acontecimientos de la vida cotidiana, tanto de la realidad vivida, como en la esfera de las ideas; así que la más adecuada determinación de este foco semántico y pragmático es el presentismo, término que él mismo concibió al final de su vida.[3] Con sus folletos y ensayos nos proporcionó generoso material para la formación de la teoría croata de las formas del uso. Ellas tienen origen en su mayoría en el centro afectivo de la personalidad del escritor. Matoš en su totalidad fue analítico personal y juez, por eso fue odiado por sus contemporáneos; y muy raras veces tuvo y algún seguidor fiel. Hoy, después de un siglo, el público croata considera a Matoš, si no su fundador, por lo menos el más eficaz creador de las formas croatas del uso.

Por muchas de sus características, Matoš fue cercano a los escritores idealistas del realismo francés de entonces, de inspiraciones patrióticas (por ejemplo Alphonse Daudet, Maurice Barrés, Francis Jammes), pero también a las características decadentes del Modernismo literario centroeuropeo. Principalmente lo definen como “neonaturalismo” centroeuropeo (comp. Hermann Bahr). El Modernismo incluía y la escuela francesa de Parnaso, decadencia y simbolismo, la filosofía de Nietzsche de la circulación perpetua, el ornamentalismo artístico de los círculos de Viena, Múnich y Berlín, consecuentemente, el esteticismo consecuentemente comprensivo de la secesión europea, con su versiones modern style, stile floreale, artnouveaui y otros.
Matoš no fue el único escritor de este nuevo estilo que se afirma fuertemente entre los jóvenes escritores croatas de entonces, reunidos alrededor de la Sociedad de Escritores Croatas recién fundada y su boletín oficial, el periódico Savremenik (El contemporáneo). Matoš especialmente  ha sublimado en sus poemas todos los esfuerzos del Modernismo en una única realización estética que, al terminar históricamente los procesos lingüísticos y espirituales del siglo diecinueve, puso punto final a una época literaria sofisticada y de belleza marchita. Después de la muerte de Matoš aparecen sus numerosos enemigos y en diversas formas sus destructores.

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Ivan noble Zajc, relacionado con la semiótica cultural general, representa la parte opuesta a Matoš. A diferencia de los creadores de la lengua – quien es, digámoslo así con Wilhelm von Humboldt “la verdadera patria” y por eso  consustancial a la formación literaria - la música y la vida musical apoyada en el teatro y las actividades interpretativas, tienen todas las características de la comunicación internacional. Y la música y el silencio, con todas sus etapas intermedias, son un complicado tejido de los signos que entrelazan las culturas. En este campo, gracias a la historia y el destino personal se encontró Zajc, otro gran compositor croata del siglo 19, después de Vatroslav Lisinski.
Nació en Rijeka en 1831; estudió composición en Milán y de esta manera se  conecta con la cultura italiana; orquestal y vocal. Viviendo y trabajando como músico en su ciudad natal, fue invitado a Viena donde compone siete operetas y por recomendación de Franz von Suppé, oriundo de Split. Conduce en los teatros públicos y así conoce y hace amistad con los futuros grandes de la literatura croata. Siendo personal y artísticamente formado por su origen típico del ambiente cultural centroeuropeo y mediterráneo, pero también arraigado y enlazado a su patria, Ivan noble Zajc para siempre se instala en Zagreb, en la todavía hoy llamada Calle Alta número 12 (Visoka). Así el extraordinariamente dotado y profesionalmente preparado músico, trabaja en la escuela del Instituto de Música de Zagreb como profesor de todas las materias, como el conductor de la recién formada Ópera de Zagreb, y, que es muy importante de anotar, se destacó como fructífero compositor de innegable reputación. Compuso más de 1.200 composiciones vocales e instrumentales, más que veinte obras músico-escenográficas, entre las cuales especialmente se destacan la opereta Mannschaft am Bord (Tripulación, al borde) en su tiempo muy popular; óperas de la historia croata Mislav, El Gobernador Leget (Ban Leget), Zlatka y la hasta hoy en día composición de forma ejemplar, la famosa ópera Nikola Šubić Zrinski.   

La época en que vivió Zajc fue, en la vida musical de Croacia, el período de mayor profesionalismo de la forma de interpretativa así como de expansión oe las actividades musicales en todos los estratos de la sociedad. Como  pedagogo musical, el maestro de Rijeka educó generaciones completas de  músicos, más que todo en Zagreb. Como el perfeccionista de la ópera croata en el estilo del Bel canto, modeló el desarrollo de la ópera croata tanto en su aspecto creativo como interpretativo. Como muy fructífero compositor de las pequeñas formas, hizo posible que la ciudadanía recién establecida en todas las ciudades más importantes de Croacia, desde Dubrovnik y Osijek hasta Varaždin, Rijeka, Zadar, Split ejercite el arte musical sea en forma instrumental o vocal. Sus composiciones corales especialmente estimulaban la formación de los coros masculinos y mixtos, que podían representar fuerzas sociales no institucionales: asociaciones de bomberos, de alumnos y de oficios, así como las congregaciones eclesiásticas. De esta manera la música del romanticismo europeo empezó a penetrar a través de todos los poros a la sociedad croata. Se interpretaba la música de cámara en los pocos salones caseros, en las escuelas, en las iglesias, en la Universidad de Zagreb. La Primera Guerra Mundial encontró a Croacia con un ambiente de música, orientada hacia la cultura en general, de la que se originaron cantantes de la talla de Milka Trnina, Milena Šugh-Štefanec o Maja Pečić-Strozzi.

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El tercero de nuestros los mencionados grandes es - Franjo noble Marković, nacido en Križevci. Fue poeta, filósofo, teórico de literatura y arte y uno de los más destacados trabajadores públicos del final del siglo 19 y del comienzo del siglo 20: secretario de la Matrix Croatica, el primer rector de la recién establecida Universidad de Zagreb y muchos años profesor en ella, vicepresidente de La Academia Croata de Ciencias y Artes. Fundó el programa científico de los estudios de filosofía - compuestos de ontología, teoría del conocimiento, lógica, ética y estética - el que adaptándose a los nuevos tiempos  se mantuvo hasta nuestros días. Poeta del verso de forma dramática (líneas yámbicas) se hizo famoso con sus poemas El hogar y el mundo y Kohan y Vlasta, y después de Šenoa fue proclamado el poeta croata más célebre. Con intención de sentar las bases del drama croata histórico, imaginó una teatrología de la que realizó en ese tiempo la famosa tragedia Carlos III de Nápoles y luego Benko Bot. Su obra poética la corona su poesía dedicada a Velebit y titulada Ronda Espiral o “El baile de las brujas” (Vrzino kolo) y probablemente la canción croata más memorable de todos los tiempos la canción patriótica A la lucha, a la lucha, saquen la espada de la vaina, hermanos” que Zajc compuso en Viena en 1862 para introducirla como apoteosis final de la mencionada famosa ópera. Marković fue fructífero escritor de filosofía; entre los primeros que en su discurso de rector mencionó los filósofos croatas “más allá de Velebit”. Hizo varios estudios sobre Rudjer Bošković, sobre Osman y Dubravka de Gundulić, sobre Mirko Bogović i Dimitrije Demetar. Escribió muchos estudios de baladas y romances, sobre el contenido ético de nuestros poemas populares y muchos otros. Su más célebre obra científica es Desarrollo y sistema de la estética general del 1902. Con sus discusiones científicas estableció ante todo la terminología filosófica croata y la terminología de en esa época dominante terminología estética formalista de Herbart y Zimmermann. Muchos de sus términos se usan y hoy en día.

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Matoš falleció en las vísperas inmediatas a la Gran Guerra. Marković y Zajc dentro de los ya inflamados, indescifrables y no resueltos casus belli: Marković el 15 de septiembre en su casa en Grič en una pequeña plaza armoniosa que y hoy en día lleva su nombre y Zajc el 16 de diciembre. Los tres grandes en vida estuvieron alejados apenas unos cientos de metros en línea recta. (Matoš  falleció “antes de la guerra”, en el hospital en la calle Vinogradska).  
La inmensa obra de cada uno de ellos ni hasta el día de hoy, después de cien años, no ha sido estudiada ni ordenada en su totalidad. Y cada uno en su área representaba no sólo el final de la pasada Belle Époque sino y de toda una tradición. Esta tradición oral se puede resumir de manera muy sencilla: fe en el arte como en la esfera más alta del espíritu humano, fe en la naturaleza divina del mundo, fe en la armonía espiritual y moral, como decía Marković en su favorita fórmula estética. A ella es análogo el pensamiento sobre la armonía de las voces o de la armonía en la obra de Zajc o sea, el pensamiento sobre la belleza del paisaje de la patria en numerosos escritos de Matoš.

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Pero, el armónico flujo de acontecimientos en el mundo civil del siglo 19 se interrumpido con el enredo en los Balcanes entre 1912 - 1914 y el mundo cayó en un abismo de sinsentido y nada[4]. Este abismo y el mal olor de la maldad que ya empezó profusamente a levantarse y extenderse, después de la Guerra trataron de cubrir tres terribles monstruos del totalitarismo europeo: fascismo que duro unos veinte años, nazismo que gobernó doce años y un anciano de larga vida, el centenario comunismo, el Papá Noel, cuyos bigotes helados y pelo canoso, acompañados con mensajes nihilistas y hoy sonríen a aquellos a quienes hizo desdichados.
Los tres grandes humanistas fallecidos parece que no quisieron experimentar tal descomposición de la armonía platónica de la verdad, la bondad y la belleza. Su silenciosa partida coincide con aquella mano ruidosa del joven Krleža que, protestando, golpeó fuertemente el piano que hasta hace algunos años se encontraba en las salas de la Sociedad de Escritores Croatas, el noble negro Bösendorfer.[5]   
La ternura secesionista de Matoš, la noble rapsodia de Zajc y la consideración platónica de Marković se diluyeron en los pensamientos de monstruosa discordia: expresionismo, surrealismo, futurismo, dadaísmo, Ready Made materialista y parecidas atrapas del borroso humanismo. Las miramos todos los días y en la actualidad. El montaje de atracciones malas, peligrosas para el espíritu humano y para la mente divina.

  




NOTAS:

[1] Barac, desde el breve prólogo a los Folletines y ensayos (Feljtoni i eseji) del 1917  hasta el último texto del 1954, acerca de Matoš ha escrito diecisiete textos, dejando a veces muy amplios análisis de cada uno de las áreas de la escritura de Matoš.
[2] Ver: Krunoslav Pranjić: Lengua y estilo de la prosa narrativa de Matoš (Jezik i stil Matoševe pripovjedačke proze), Rad JAZU (Academia Yugoslava de Ciencias y Artes),  Zagreb 1971, p. 29-194.
[3] Sobre eso he informado analíticamente en la ponencia titulada El presentismo de Matoš (Matošev presentizam), presentada en el Séptimo Congreso de Eslavistas Croatas en Vinkovci y Vukovar en septiembre de 2014.
[4] Comparar mi breve estudio La pregunta de secesión en el Modernismo (Pitanje secesije u Moderni) en el libro Passim, Split 1989, p. 84-94.
[5] Es interesante y extraño que en historiografía croata, naturalmente ni en aquella literaria, nadie usa las extraordinarias observaciones y visiones de Krleža de sus seis libros titulados Banderas (Zastave).



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